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A la hora de Almorzar

A la hora de almorzar

La Cocina casera!

Café restaurante Balcones del Camerin

Calle 6D #5-10. Local 24

Contacto, Domicilios 233 6183 – 315 251 5863 – 300 404 9745

 

DoñaDiocelina s.a.

«La gens» Los habitantes del centro de Bogotá, sobre todo los que vivimos allí, los que venimos todos los días a turistear, a estudiar, trabajar, que pernoctamos o que permanecemos allí, de seguro en algún momento tenemos que almorzar.

Asistimos cotidianamente a la toma de una decisión que puede ser fundamental. ¿Qué almorzamos? Y así se comienza con un gran número de cálculos, hacia las 11 del día, millón, millón y medio de pobladores flotantes o no barajamos hipótesis, estrategias y conjeturas ¿Que hacemos? A dónde ir, qué comer, ¿caminamos un poco? No tenemos tiempo ¿cuánto cuesta? adonde es rico, bueno ¿Bonito, bastante? Poquito, verdurita, con huevito frito!…

Los paladares más sabios lo piensan dos veces, analizan la calidad de los alimentos y están hasta dispuestos a prepararse su propia comida, lo meditan dos veces y madrugan todos los días pican cebollas y papas antes de las 4 de la madrugada, piensan en lo saludable, en las consecuencias de la comida transgénica, de los pesticidas y se aterran de la sangre inocente de los animales, buscan conectarse con la calidad de vida.

Al opuesto, podemos comer comida chatarra todos los días, en empaques de plástico, desobedeciendo cualquier advertencia o sugerencia médica como ambientalista, engordamos pasivamente frente a nuestra computadora, de frente a la posmodernidad que nos alimenta a su vez de enlatados, comida light y todo tipo de inventos de la despiadada industria agroalimentaria.

Por tratarse de centro de la ciudad el tema de conseguir un almuerzo de calidad es de primera importancia, y para mucha gente, bien que haya mucha oferta, en realidad la calidad es muy parecida en la mayoría de los casos, desde la empanada con gaseosa al manjar y los aperitivos espirituosos más refinados.

También hay un justo medio, bastante apreciado culturalmente por algunos que le apostamos a la tradición y a los platillos buenos, bonitos y saludables de la “comida casera”. Que no es un corrientazo pero que tampoco se reduce al afán de llenarse rápido de los ejecutivos con apenas media hora para nuestros asuntos personales como alimentarnos, mientras actualizamos nuestros whatsApps y esos otros que éticamente no pueden ser tratados en nuestros puestos de trabajo.

Si bien cada quien tiene su famoso “metedero” o los restaurantes donde lo conocen a uno y lo consienten y en vez de papa le dan más ensalada o un huevo frito, que en el lugar de ensalada con zanahoria y remolacha rallada, ofrecen infinitas variedades de posibilidades apenas condimentada con vinagre de vino blanco o limón y sal, que se quiera o no son decisiones concienzudas que merecen detenimiento.

Me permito aconsejar al lector, varias argumentos para su consideración

En primer lugar, la calidad de las personas que preparan nuestros alimentos. La manipulación de cualquier alimento es un algo que terminará en nuestra bocas, siendo parte de nuestro cuerpo, por lo que es fundamental para nuestro bienestar contemplarlo con sumo cuidado, nunca se salte este primer paso, de conocer a las cocineras y cocineros que le atienden. Les recomiendo que obtén por un cocinero que ame su trabajo y que se esmere en preparar sin chistar lo mejor de su repertorio, por sencillo que sea.

Los cocineros tenemos en particular el trabajar de muy buena gana, si se puede decir con buena energía o onda como le dicen también a la disposición, cariño y disciplina que tan exigente oficio requiere.

Los ingredientes con los que le preparan su almuerzo deberían ser objetos de su incumbencia, su limpieza, la manera como son procesados, manipulados, conservados, modificados y por supuesto presentados.

Para citar tan solo un ingrediente o dos , el aceite! Hay cantidad de aceites en el mercado, de maíz, de soya transgénica o de canola etc. Por eso es importante charlar con su cocinero, para saber de qué carajo “flito” se está hablando. Recomiendo que se inquieten por las veces que cada platillo es frito con el mismo aceite, por la temperatura a la que se fritan las cosas, porque raros son los organismos que soportan un aceite recalentado, ni saturado. Si les gusta el pescado frito, que estudien la clase de pescado que se están comiendo (si no nos importa el impacto ambiental de haber sembrado cachama y mojarra en el río Magdalena o la presencia de metales pesados en los ríos), cuando pidan un filete creyendo comer sanamente, si no conocen a los chefs ni sus proveedores, muchas veces podemos terminar ingiriendo dioxinas y monstruos X, provenientes de las aguas más contaminadas del planeta.

De los restaurantes del centro yo les recomiendo a una cocinera, alguien como doña Diocelina Suarez, que con su hermano Manuel Hernando y su hijo Steven Nieto, atienden un hermoso restaurante al lado de la nueva santafe, el edificio de Salmona. Esta familia originaria de la guajira tiene clarísimo! Lo que significa la comida de muy buena calidad, ellos preparan todos los días lo más variados menús “Del Dia” que le sorprenderán por lo estéticos y pulcros.

Me invitaron allí esta semana y probé unas albóndigas en salsa de tomate muy ricas! Jugo de mora, postre de natilla, todo estaba perfectamente en su sitio. En el café restaurante “Balcones del Camerin” Y como todo es en familia, si uno quiere un poquito más de jugo, nadie lo regaña, con su magnífica sonrisa, doña Diocelina en persona, se le acercara a la mesa y con cariño le dará un poquito más, me sentí en casa!

Doña Diocelina estudio primero cocina en el SENA y cursó hasta el nivel superior de consolidación técnica avanzada que consagra a los mejores directores de cocina, con su familia ellos tienen una cocina pequeñita que les permite controlar todos los procesos y a los cocineros en sus tareas, tienen toda la técnica que se necesita para preparar cualquier plato del repertorio colombiano como internacional pero se concentraron en una escala de la cocina casera que es la que se defiende en estas líneas.

La cocina de familia!

Sin pretensiones de clase y que está al origen de cualquier plato de la más alta gastronomía internacional, que es desde donde se alimentan los imaginarios de los investigadores y chefs la encontrarán en la sazón de Doña Diocelila. la misma cocina molecular lo reconoce en sus principios, “solo se puede innovar en cocina atendiendo los más humildes platillos preparados por nuestras abuelas” que son en últimas, la memoria de nuestro gusto.

Recomedadisimo!

el Restaurante Café “Balcon del Camerin”. Ellos, la familia Suarez Arrieta, atienden eventos y recepciones, además tienen servicio a domicilio.

Café restaurante Balcones del Camerin. Calle 6D #5-10. Local 24

Realizado por: s.a.

 

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